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Exhibición de pinturas y dibujos de los artistas visuales nacionales Claudio Herrera y Joe Villablanca, donde intentan establecer una compleja red de significados que el espectador debe descifrar. Por medio de la hibridación de las estrategias técnicas, formales y conceptuales de las disciplinas antes mencionadas y la voluntad de forzar su praxis habitual, los artistas incentivan una sofisticada lectura del expresionismo con las condiciones histórico-sociales que hoy actúan en el arte contemporáneo.

 

Lo que la realidad nos niega.

Claudio Herrera

Esta exhibición de pinturas y dibujos se articula bajo unos principios estéticos descendientes del vitalismo expresionista. Bajo este programa histórico que atañe al arte se exhibe una selección de obras realizadas en los últimos 20 años. Aparecen éstas como estrategia biográfica que se extiende por afinidades y tensiones cuyas imágenes van y vienen de un abismo moderno.

La producción presentada en esta sala es hija también de una espiritualidad simbolista que enfrentó a la técnica y a la racionalidad instrumental exponiéndolas como dispositivos perversos a desmontar. Hay aquí un expresionismo que pulula entre lo antropológico y lo lúdico como estrategia que sueña con el derrumbe final de la ilustración. ¿Descripción de qué y para qué? La pintura es una secuencia imaginaria, prodigiosa en lo que atañe a sus significados; opera sobre ese excedente que la realidad nos niega.

Existe una implacable historia pictórica que se ha ocupado de dar una bofetada a las “reglas del arte”. Es una fuerza diagramática que interrumpió la estructura de la realidad para evidenciar su carácter peligroso. En la pintura expresionista y sus filiaciones outsiders, la búsqueda de la forma objetiva es voluptuosa, tiene un ardor anti-academicista que fragmenta y rehace la representación. Ciertamente, para generar este desorden visual plasmado sobre el soporte ha sido necesaria una alta conciencia estética incorporada sobre la materialidad de la vida histórica. Por eso esta pintura debe ser leída como un plano dialéctico que enfrenta al artista ante un difuso epistemológico.

Me he preguntado si la pintura como expresionismo informe alcanza ella sola a evocar la inutilidad de toda “razón técnica”. La ilustración y sus remanentes conceptuales han dejado en evidencia el deterioro y lo imposible de toda construcción social sensible. Sin embargo, no todo se alieno en la hipocresía academicista del saber enciclopédico. Existen pinturas que lo pudieron todo; aquellas ultimas realizadas por William Turner, o esas primeras producidas por Rauschenberg y Twombly. Y en ese intermedio sin unidad, el florecimiento de una expansión de la conciencia contenida en los paisajes y las biologías germinadas por Ernest Ludwig Kirchner y Emil Nolde. Podría seguir anotando ejemplos de esta pintura que lucha contra el simulacro y las apariencias. Lo que ahora importa es situar plásticamente ciertas potencias que animan aun su filosofía interna, fidedigna. Como decía, esta vía alucinante que une expresionismo y abstracción conduce en muchos casos a construir una diferencia conceptual con lo real, haciendo forma de lo inextricable, lo imposible y lo impotente en el gemir de la vida.

Las obras que acuden a esta muestra conviven en ese pasaje hacia lo indescifrable; hacen que la imagen auto-consciente y material ponga en escena una micro-ideología disruptiva y amiga de los márgenes. Posibilidad ya acaecida; estas pinturas afectan críticamente la notoriedad del conservadurismo ya emancipado. Se trata con estas pulverizar ciertos contornos de la realidad, decirle a la comunidad que con todo se puede jugar, pues la cultura académica prescribe aquí por ficticia, es una farsa más sobre el imaginario cultural.

La praxis artística que proviene del expresionismo y sus extra-radios se interesa por reunir mentalmente los desechos de un formalismo impotente sin contigüidad dialéctica alguna. La desintegración -lo sabemos- está en la base de nuestra constitución como entes biológicos. De alguna extraña forma el arte se encarga de recomponer interesadamente aquel amorfo diseminado desde extrañas épocas e instancias. Me viene en este instante la imagen de un dibujo coloreado realizado por Adolf Wölfli en 1922, titulado, Saint Adolf’s Giant Cask. En esa pequeña obra, -observo- esta sintetizada esa fuerza diagramática entendida como ubicación espacial de la desolación y el extravío. No hay especulación entre el sujeto y su paisaje, sino más bien, la imagen de verdad que contiene cada ente imposible. Este dibujo resalta en su centro una misteriosa figura femenina que levanta un cuchillo con su mano izquierda. Pareciera expresar este personaje, la necesidad de una verdad negada que se refiere a la imposible lucha que enmarca al sujeto con su tiempo histórico.

El expresionismo como estrategia mística se fortalece con cada brote de pigmento o de acumulación matérica sobre su sentido. Se ha optado por otro tipo del proceder: visionario e informe, extravagante y anómalo. Este programa tiene bajo su perímetro todas las confusiones simbólicas hasta ahora permitidas por una paradójica modernidad. Por eso son interminables las disposiciones de sentido que caben bajo su techo imperecedero: mal formar el mundo racional y expandir la intuición de los elementos.

Esta exhibición es la puesta en escena de un inquietante imaginario, directo y metódico, resuelto y combativo, y en donde unos impulsos animados por la fantasía y lo extraño culminan por ser epocalmente controversiales.

 

La obra artística de Claudio Herrera ha sido exhibida en Chile y el extranjero en exposiciones individuales y colectivas siendo premiada por prestigiosas instituciones como: The Pollock-Krasner Foundation en 1997, 2008 y 2015, Casa de Velázquez en Madrid en 2006 y Fundación Andes en 2005. En 2011 y 2013 fue invitado por B.a.d. Stichtung (Roterdam) a realizar una residencia artística. Ha obtenido en tres ocasiones el Fondo Nacional de las Artes (Fondart) otorgado por el Ministerio de Educación.

Joe Villablanca, es artista visual y músico nacido en Santiago en 1971. Se licenció en Arte con Mención en Grabado en la Universidad Católica. Además, ha sido integrante gestor de Galería Chilena y posteriormente de Galeria YONO. Algunas de sus muestras han sido “Efemérides”, Museo Histórico Nacional, Santiago, 2014; “Querido diario”, Museo Internacional de Chile, Santiago, 2013; “Continuidad de la Naturalezas Muertas”, Galería Die Ecke, Santiago, 2010; “Naturalezas Muertas”, Galería Metropolitana, Santiago,2008; “Face it”, Elektrohaus, Hamburgo, Alemania, 2005; “Condoros”, Galería Metropolitana, Santiago y en Calle Union Walk, Londres, Inglaterra, 2004; “Debajo del puente”, Espacio La Rebeca, Bogotá, Colombia, 2003; “Especes d´Espaces”, Swiss Institute, Nueva York, 1998 y “Se tu mismo”, Galería Gabriela Mistral, Santiago, 1997. Ha obtenido en tres ocasiones el Fondo Nacional de las Artes (Fondart) otorgado por el Ministerio de Educación (1996, 2007 y 2009) y en 1993 obtuvo la Matrícula de Honor otorgada por la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Fechas: 4 al 26 de enero 2017
Horario: Lunes a sábado, 10 a 20 hrs.
Lugar: Galería de Arte.
Entrada: Entrada liberada.
Convenios: