Keith Haring, 1983 – 1990   

La exposición de Keith Haring reúne alrededor de 50 obras, entre litografías, serigrafías y xilografías, que reflejan la fuerza visual y el compromiso social del artista estadounidense. A pesar de su corta vida —murió a los 31 años— Haring dejó una huella profunda en el arte contemporáneo. Comenzó interviniendo con tiza los espacios vacíos del metro de Nueva York, y aunque fue detenido en varias ocasiones, su trabajo pronto fue reconocido como arte legítimo. Influenciado por la estética de Disney y marcado por el contexto social y político de su infancia —la guerra de Vietnam y las luchas raciales—, Haring desarrolló un estilo único basado en la semiótica: creaba símbolos visuales que funcionaban como un lenguaje. Figuras como el bebé radiante, el perro ladrando o el televisor se combinaban en nuevas narrativas según su disposición. Discípulo de Andy Warhol, compartió con él el interés por democratizar el arte y desafiar su elitismo. Haring utilizó su obra para comunicar mensajes políticos directos, como su oposición al racismo, la droga o la opresión. Su lenguaje visual accesible y potente sigue siendo vigente por su claridad, energía y compromiso social.