Nocturnos, de Antonia Daiber

La exposición presenta un conjunto de obras que exploran la representación del paisaje desde una mirada contemplativa y personal. Su trabajo parte de registros realizados durante viajes por el sur de Chile y recorridos urbanos por Santiago, donde el movimiento constante —ya sea desde un auto, tren o metro— introduce el azar y el desenfoque como elementos formales. Este dinamismo se traduce en manchas líquidas, planos de color y achurados que conforman imágenes atmosféricas y casi abstractas, en las que muchas veces desaparece la línea de horizonte. La muestra incluye óleos sobre tela, dibujos con pastel seco y tres videos de encuadres fijos y baja luminosidad, todos dispuestos en un montaje que separa lo visual y lo audiovisual en dos espacios de la sala. El título Nocturnos alude tanto a la condición lumínica de varias obras como a un tono introspectivo, evocando referentes románticos como Friedrich o Chopin. En conjunto, las obras invitan a una experiencia pausada y sensorial del paisaje, donde lo familiar se vuelve enigmático y donde la frontera entre figuración y abstracción se diluye a través de una estética que nace de la observación, el recuerdo y la deriva visual.