Testimonios del Yo. Retratos y escenas de género en la pintura chilena de los siglos XIX y XX.

Testimonios del Yo. Retratos y escenas de género en la pintura chilena de los siglos XIX y XX.

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Con más de cuarenta obras en exposición, “Testimonios del Yo”, es la segunda muestra de la nueva Sala Pinacoteca UC, proyecto que tiene como objetivo el resguardo y difusión de la pintura patrimonial chilena, con obras creadas entre 1820 y 1970.

El retrato emerge como el género pictórico por excelencia durante los primeros años de la república. Las imágenes religiosas que poblaron los muros de adobe de las viejas casas coloniales, provenientes de talleres de Quito y el Cuzco, comienzan a ser desplazadas por los rostros de los nuevos héroes de la independencia y de las grandes señoras y señores de la oligarquía criolla. A través del retrato alcanzan la visibilidad que anhelan, entran en escena. Y lo hacen acompañados de los símbolos que expresan su estatus, su lugar en el mundo. El libro que refleja sabiduría, la espada que apuntala al general y la joya que señala riqueza y distinción. Se trata del poder y la belleza, de los llamados a poblar el imaginario en formación, a dejar su testimonio en la historia.

Los primeros en retratar a la sociedad chilena fueron extranjeros, quienes permanecieron en el país temporadas más o menos extensas. El “mulato” Gil de Castro, Rugendas, Monvoisin y Clara Filleul, por nombrar solo algunos, dieron vida a una escena plástica incipiente.

La fundación de la Academia de Pintura en 1849 permitió que nuevas generaciones de artistas chilenos enriquecieran el repertorio pictórico local y con ellos ingresaron nuevos rostros y escenarios, diversificando el panorama. El retrato deja de ser un género principalmente de encargo, alcanzando mayor autonomía.

Liberados de la solemnidad contractual, los retratos pasan a estar mediados por el afecto, la curiosidad y la exploración estética. No se trata de poder, sino de las múltiples expresiones del amor. Niñas y niños se inmortalizan con sus juguetes favoritos, el rostro de la mujer amada se vuelve efigie, símbolo de la patria personal, y los artistas se representan a sí mismos, para descubrirse y proyectarse.

Las nuevas tendencias pictóricas que emergieron durante las primeras décadas del siglo XX es posible apreciarlas en los retratos de artistas como Henriette Petit y Camilo Mori, quienes recurren a la simplificación del dibujo y el uso de colores más bien sombríos, enfatizando el carácter dramático de las obras.

Fechas: 22 de octubre al 31 de enero 2025
Horario: Lunes a jueves 10 a 14 y 15 a 18 hrs.; viernes 10 a 14 y 15 a 17 hrs.; sáb. 10 a 14 hrs.
Lugar: Sala Pinacoteca
Entrada: Liberada
Convenios: -
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