Exhibición de pinturas y tallas que representan ángeles y demonios desde la iconografía colonial.
Los ángeles en la pintura virreinal del Sur Andino, reflejos de la perfección de Dios y de su protección, alcanzan una de las expresiones más fantasiosas y atractivas del arte de todos los tiempos. Y en estrecha vinculación, como su ineludible reverso en el arte virreinal, se presenta la figura del demonio en permanente disputa por la posesión de las almas, y vencido en el despliegue de las fuerzas positivas del espíritu.
El tema de los ángeles, uno de los más complejos y enigmáticos de la fe y la iconografía artística cristianas, alcanza en el surandino colonial un extraordinario despliegue estético y numérico. Su lucha por el triunfo de la fe es una batalla por la posibilidad misma de su representación como reflejo de la omnipotencia y bondad de Dios, capaces de destruir, en el acto de mismo de su configuración pictórica o escultórica, el conjuro del mal. A través de pinturas y tallas, la VI exposición de la Colección Gandarillas los transforma en protagonistas a través de una interesante puesta en escena.
“Seres sobrenaturales transidos de luz; espíritus puros a los que los hombres dotan de una configuración antropomórfica; colaboradores de Dios, que participan de su divinidad en diferentes grados según su cercanía a Él. Así se presentan los ángeles a partir de las revelaciones del Antiguo y Nuevo Testamento; y así pasan al Nuevo Mundo con los primeros evangelizadores y órdenes religiosas, escenario donde los doctrineros, especialmente franciscanos y jesuitas, procuran reavivar y diversificar su culto en busca de una espiritualidad a la vez potente y cercana, encarnada en formas bellas, capaces de despertar la fascinación de los indígenas y ser comprendidas por ellos en su dimensión religiosa y cósmica”, explica Isabel Cruz, curadora de la colección Joaquín Gandarillas Infante.
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Mobiliario que devela las diferentes técnicas del mueble virreinal.
Mobiliarios de contenedores del periodo virreinal ocuparán la sala de exposiciones Joaquín Gandarillas Infante: cajas, arcones arquetas, baúles, bargueños, escritorios, alacenas y cajas de caudales realizadas a mano. Algunos están hechos con materiales preciosos y exóticos; otros, con elementos rústicos. Y todos convergen en la muestra “El arte de guardar”, que se exhibirá desde su inauguración el 28 de marzo, hasta el 30 de julio, en el Centro de Extensión UC.
Allí se exhibirá parte del mobiliario de esta colección para dar cuenta de las diferentes técnicas del mueble virreinal, sus elementos representacionales y el quehacer de artífices que sintetizaron las tradiciones orientales e hispano mudéjar del trabajo en madera durante los s. XVIII y parte del XIX.
El mueble, en la historia de la humanidad, surgió con una función determinada y específica: hacer más cómoda la vida, como también representar el estatus de quienes lo poseían y utilizaban. Pero no sólo puede ser definido desde una perspectiva funcional o de representación social, sino también por sus aspectos simbólicos, que pueden pasar inadvertidos, pero que representan y manifiestan la intimidad de la vida social.
Es la intimidad del arte de guardar lo que determinó un mobiliario con usos y funciones sociales que fueron cambiando con el paso del tiempo. Por eso es la importancia de estos objetos, que no solo revelan su forma de uso, sino que también se han convertido en una ventana para reconstruir épocas determinadas. Son vestigios materiales que revelan un pasado de historias íntimas y cotidianas.
Hoy se inaugura muestra “El arte de guardar”